Debido al desnivel de la parcela y a la ejecución por fases del proyecto, optamos por fragmentar la edificación en cinco bloques que permiten acoplarse fácilmente a la topografía existente, configurando una propuesta urbana donde los espacios comunes toman todo el protagonismo. El resultado es un gran espacio ajardinado de escala doméstica, con recorridos zigzagueantes entre la vegetación, teniendo siempre presente la vivienda patrimonial y su jardín como una preexistencia que se incorpora visualmente a la propuesta. Las unidades de vivienda se diseñan para que el paisaje y el jardín interior sean los protagonistas a través de unas grandes terrazas de la dimensión de la fachada de la vivienda. Estos espacios exteriores son el recinto más importante: un espacio polivalente, exterior y configurable. Una serie de pilares estructurales van dotando de dinamismo a la fachada. Se trata de un mecanismo de protección visual que permite absorber fácilmente la diferencia de niveles entre los edificios, así como los diferentes tipos de viviendas entre las plantas.
